Quemar las naves

Quemar las naves

Quién no ha sentido la necesidad de hacer tabula rasa del pasado. Quemar las naves, mandar a la mierda lo aprendido, empezar de cero, renovarse.

Arvo Pärt en su obra que lleva por nombre dicha locución latina, traduce en notas mínimas y muy meditadas, esta actitud. Principal exponente de lo que a algunos les ha dado por llamar «minimalismo sagrado», Pärt arranca de raíz el corazón del hombre, lo coge en su puño y lo aprieta hasta que se desvanece.

Hay, cómo no, un sentimiento trágico en su música, pero también liberador. No se puede ser otro sin pagarle peaje a la muerte y esta es siempre algo turbador, un tránsito nunca exento de violencia. Pero al cruzar está la paz, el cese, la integración con el vacío, la reconciliación con lo que somos y con lo que dejamos de ser.


Publicado en Tres Tristes Moscas el 24 de octubre de 2010.

Ritos de iniciación

Ritos de iniciación

Si hay algo que nunca quisiera volver a ser en mi vida eso es: adolescente. No hay peor edad. En ella, aparte de los consabidos cambios hormonales que sufres (literalmente), aumenta de manera ostensible tu ego y por ende tu inseguridad.

No has dejado de ser dependiente pero crees merecerlo todo, fanfarroneas a la menor provocación, simplificas y generalizas sin medida, tienes «sueños» y aspiraciones sin asiento en la realidad, te deprimes, te enojas, no te permites el dudar y andas a la caza de certidumbres totales. Te vuelves un pobre dictadorzuelo.

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El concierto de Colonia

El concierto de Colonia

En 1975 tiene lugar una de las más geniales improvisaciones en la Casa de Opera de Colonia, en Alemania. Keith Jarret (1945) se deshace frente al piano, produciendo intensos acordes que se clavan en la parte más sensible del cuerpo.

Iba a decir “del alma”, pero lo que produce el escuchar dicha maravilla es más físico, duele, inspira, reconforta, activa algo ahí adentro. En pocas palabras, se puede palpar.

The Köln Concert es una joya discográfica, captada por ECM, en la que se van engarzando momentos únicos, nacidos de una mezcla de entrega y genialidad de uno de los mejores músicos en activo, quien no duda en hacer diversas exclamaciones frente a las teclas, simplemente dejándose llevar por su virtuosismo.

Algunos lo consideran el mejor solo de jazz de todos los tiempos. Sin duda se exagera, pero no podemos negar que ese día, los dioses se manifestaron en esas manos.


Publicado en Tres Tristes Moscas el 27 de septiembre de 2010.

El amor y la violencia

El amor y la violencia

Matar el padre y poseer a la madre, son dos figuras freudianas que estan presentes de manera nada metafórica en la estupenda saga La casta de los metabarones.

En ella se da cuenta del árbol genealógico de una serie de guerreros totales. Despiadados, precisos, implacables, cada uno de ellos es presa de intensos deseos que a la vez que los motivan, los encierran trágicamente en su propia soledad.

La imaginación prolífica de Jodorowsky, aunada al gran talento del ilustrador argentino Juan Giménez —quien mezcla en dosis exactas la iconógrafía de lo hipermoderno con aquellas que nos remiten a la feudalidad oriental y occidental—, crean una novela gráfica notable, interesante por su tratamiento de la crueldad.

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